Al comprar acciones de una empresa que cotiza en Bolsa, cualquier ciudadano se convierte en su propietario, en mayor o menor medida, y por lo tanto, debe preocuparle el comportamiento y las actuaciones de sus gestores, así como el conjunto de los factores que puedan influir en el precio de sus acciones.
Así, la salud financiera de la empresa, la evolución de la economía, la marcha de la política o la paz mundial condicionan el éxito de su inversión. Cuanto más conozca el funcionamiento del imprevisible mercado de valores, con mayor probabilidad podrá obtener beneficios.
De este modo, la Bolsa espaņola, en sus lejanos inicios caracterizada por las bulliciosas ferias medievales, primeros escenarios de la actividad bursátil en nuestro país, ha dado paso a un mercado en el que una orden de compra recorre cientos de kilómetros en el mínimo espacio de tiempo.
La Bolsa de hoy es más eficiente y segura, los sistemas de contratación agilizan las inversiones, los organismos rectores velan por la buena gestión de las operaciones y los índices bursátiles recogen cada cambio en la información relevante para los precios de las acciones.