En un fondo puede invertir cualquier persona, física o jurídica, residente o no residente, mayor o menor de edad, sin más limitaciones que las que el propio reglamento del fondo contenga.
La suscripción o compra debe de ser realizada por el titular por transferencia o por ingreso en efectivo en la cuenta corriente del fondo. Los reembolsos se satisfarán por entrega de cheque nominativo o por transferencia a favor del partícipe.
En ambos casos, la compra o venta de participaciones deberá ser solicitada por el partícipe. En la práctica, muchas entidades que comercializan fondos facilitan las suscripciones y reembolsos mediante la utilización de oficinas de bancos y cajas de ahorros, de manera que el partícipe no tiene un contacto directo con la gestora, si bien se respeta el procedimiento reglamentado.
Los inversores que invierten en fondos garantizados reciben como mínimo la garantía estipulada en el contrato únicamente si mantienen sus participaciones hasta el final del período de garantía, y siempre que las hayan adquirido dentro del plazo de suscripción del fondo. Por el contrario, si se venden las participaciones en un fondo garantizado antes de la fecha pactada, lo que se recibe es el valor liquidativo en el momento de la venta y, además, las comisiones soportadas por este reembolso anticipado suelen ser elevadas.
Por otra parte, algunos fondos garantizados sólo garantizan un porcentaje de la inversión inicial (90%, 80%, etc.), por lo que se puede llegar a perder el resto de la inversión.
Los beneficios o pérdidas en renta variable se aceptan, pero que un fondo de renta fija ofrezca una disminución en el valor de sus participaciones sorprende a algunos inversores. Sin embargo, a pesar de la errónea creencia del público, la renta fija (bonos y obligaciones) y, por tanto, los fondos que invierten en ella, pueden ofrecer pérdidas.
Si un determinado título de renta fija se mantiene hasta el vencimiento, independientemente de lo que haya ocurrido durante este periodo con los tipos de interés, su tenedor percibirá la rentabilidad a la que lo compró, incluyendo en ella la amortización (cantidad aportada por el inversor inicialmente) al vencimiento.
Por el contrario, un título de renta fija puede dar lugar a pérdidas si no se mantiene hasta el vencimiento. Esto ocurre porque, si se produce una variación en los tipos de interés, el valor del título hoy se ve afectado, ofreciendo un beneficio en caso de bajada de tipos (aumento del precio del titulo) y una pérdida en caso de subida (bajada del precio del titulo).
Si el suscriptor de un fondo de inversión tiene problemas a la hora de comprar o vender participaciones de un fondo, o si no está conforme con las comisiones que se le han cobrado, debe de seguir los siguientes pasos:
En caso de que el partícipe tuviese algún problema con la gestora, para recuperar su inversión o sus valores, la depositaria sería la entidad encargada de responder.
Además el sector de fondos de inversión, está muy bien supervisado, hasta el punto de que cuando ha existido algún problema con las entidades, los fondos gestionados por entidades del mismo grupo no se han visto afectados.